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Las glándulas anales en el perro.

Las glándulas o sacos anales están localizados a ambos lados del ano del perro, en posición de las 8:00 y las 4:00 en punto. Son del tamaño aproximado de una canica. Estas glándulas segregan una sustancia de olor fuerte y desagradable para los humanos. Funciona como un marcador territorial y de identidad entre individuos. También se dice que ayuda a lubricar el recto al momento de defecar. Así mismo, pueden vaciar su contenido como señal de alarma cuando sienten miedo o están asustados.

Cuando las heces del perro mantienen una consistencia normal, el líquido se expulsa por la presión de estas conforme pasan por el recto y el ano.

Signos y diferenciales de problemas en las glándulas anales.

Las glándulas anales en el perro pueden afectarse de diferentes maneras si no se vacían adecuadamente. Es por ello que, si el perro muestra signos de molestia, se debe de atender a la brevedad.

La zona del ano puede padecer diferentes patologías, y en cualquiera de ellas, el signo principal es que el perro “hace cochecito” o “Scooting”. Esto es que, arrastra la región anal contra el piso. Regularmente buscan zonas suaves para hacerlo, como una alfombra o el pasto, pero puede hacerlo en cualquier superficie.

Las razones más comunes para “hacer cochecito”, son condiciones que produzcan irritación o comezón en el ano. Colitis, diarreas, tumores perineales o parasitosis son ejemplos de ello. La infestación por Giardia (Protozoario) puede ser una de las razones. Padecer parasitosis por Dipilidium caninum (Cestodo), también causa prurito anal, en este caso, es común observar segmentos del parásito saliendo o moviéndose alrededor del ano.

Alteraciones de las glándulas anales.

Un ineficiente vaciado de las glándulas anales causará problemas. Regularmente se inicia con una infección bacteriana que provoca irritación e inflamación. Posteriormente se forma un absceso que puede llegar a fistulizar. Cuando no hay infección, se le conoce como impactación, las glándulas no pueden drenarse y están llenas y firmes.

Las glándulas anales también sufren de cáncer, este tipo de tumores se conocen como adenocarcinoma y suelen ser malignos.

Dibujo que muestra la ubicación de las glándulas o sacos anales en el perro. (Imagen: Pixabay)

Tratamiento.

Cuando se presenta un problema de impactación, el primer paso es intentar vaciarlas manualmente ejerciendo ligera presión sobre ellas. Si no se logra el drenado de esta forma, se puede hacer un lavado. Bajo sedación, se inserta una cánula para introducir una solución que disuelva el contenido y permita expulsarlo.

Si ya está cursando una infección, el médico veterinario, le prescribirá un antibiótico y analgésico/antinflamatorio.

En los casos de severa impactación o ruptura del saco anal, se procederá a retirarlo quirúrgicamente una vez controlada la infección. Si el problema es un tumor (adenocarcinoma), la resección es obligatoria, siempre y cuando esté bien delimitado y no exista metástasis. La masa extirpada debe enviarse a patología para su adecuada identificación.

Precauciones con las glándulas anales en el perro.

El vaciado regular de las glándulas anales, como ya se mencionó, se lleva a cabo al momento de defecar. Por este motivo es importante verificar que las heces de nuestra mascota tengan la firmeza conveniente para facilitar esta acción. Es común que, al llevar al perro al servicio de estética, se ofrezca como parte del mismo el drenado de los sacos anales. Seguramente existe una buena intención, pero como tejido glandular, es delicado estarlo sometiendo habitualmente a presión manual. El proceso debe ser realizado por el médico veterinario, o si, por el estilista canino, cuando tiene la adecuada capacitación. Este vaciado manual, se debe de intentar cuando ya se haya detectado el problema, no de manera rutinaria.

Conclusión.

Las glándulas anales en el perro, son estructuras de defensa y comunicación. Su vaciado natural es importante para su bienestar. En el caso de identificar cualquier anormalidad, es preponderante su vaciado y limpieza para prevenir una infección e impactación que provocaran malestar y dolor al paciente.

Es conveniente evitar el manejo frecuente e innecesario de ellas por parte del estilista canino.

Autor: Heron Pazzi

Médico Veterinario Zootecnista, dedicado a la clínica y cirugía de perros y gatos. Ex académico de la FMVZ UNAM y de la FCN UAQ. Conferencista y amante de los perros y su bienestar.

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